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Emociones después de la operación
Actualizado hace más de 2 años

Con el tiempo, la operación de LCA/menisco mejorará su calidad de vida y aumentará su capacidad para hacer las cosas que le gustan. Sin embargo, estos cambios no son inmediatos y es normal sentir estrés o molestias después haber estado en el hospital.

Hay una serie de razones por las que puede tener más sensibilidad emocional después de la operación, entre las que se incluyen:

  • Ser menos capaz de realizar algunas de las actividades que le gustan, o que le resulten más difíciles

  • Reacciones a la anestesia o a los medicamentos después de la operación

  • Estrés físico o emocional

  • Depresión no tratada antes de la operación

  • Miedo a lo desconocido en términos de recuperación

Estas respuestas no son inusuales. Aunque no sean permanentes, los cambios importantes en la vida —como una operación y sus secuelas— pueden hacer que sienta tristeza o preocupación.

Es normal sentirse frustrado/a o deprimido/a por los cambios a corto plazo en la movilidad y las actividades cotidianas durante la recuperación. Pero si sus sentimientos negativos son intensos, o si ve que no se adapta después de una o dos semanas, dígaselo al médico.

Se necesita tiempo para adaptarse después de la operación, pero muchas personas descubren que recuperan su equilibrio emocional por sí mismas. Sin embargo, esto no sucede en todos. Es posible que la tristeza o la ansiedad no sean su síntoma principal, por lo que la depresión puede ser difícil de detectar. Por eso es tan importante que hable con el médico sobre cómo se siente. Estos sentimientos después de la operación son comunes, y si ha empezado a sentirse deprimido/a o muy ansioso/a, su médico puede ayudarle.

Si siente tristeza o ansiedad desde que le operaron, estas son las señales de advertencia a las que debe prestar atención:

  • Cambios notables en el estado de ánimo, el nivel de energía o el apetito.

  • Tener problemas para sentir emociones positivas.

  • Problemas para dormir o dormir demasiado.

  • Problemas de concentración, sensación de inquietud o nerviosismo.

  • Aumento de la preocupación o sensación de estrés.

  • Sentir mayor enojo, irritabilidad o agresividad a de lo normal.

  • Necesidad de alcohol o drogas.

  • Tristeza o desesperanza.

  • Pensamientos suicidas.

  • Pensamiento obsesivo o comportamiento compulsivo.

  • Pensamientos o comportamientos que interfieren en el trabajo, la familia o la vida social.

  • Pensamientos o comportamientos inusuales que preocupan a otras personas.

Algunas medidas sencillas de autoayuda pueden contribuir a minimizar las emociones, como dormir bien, comer de forma saludable, emprender un nuevo pasatiempo como la lectura o dar paseos. No tenga miedo de pedir ayuda a familiares o amigos que puedan hacerle compañía.

El ejercicio habitual también puede ayudar a liberar algunas hormonas del bienestar que pueden frenar la depresión. También puede ayudar a mejorar la confianza en uno/a mismo/a y la autoestima.


Referencias:

“Older Adults and Mental Health.” National Institutes of Health, U.S. Department of Health and Human Services, 1 Oct. 2016,[link]https://www.nimh.nih.gov/health/topics/older-adults-and-mental-health/index.shtml . Consultado el 22 de mayo de 2020

Mitchell M (2012) Anxiety management in minimal stay surgery: Nursing times 108(48) pg 15-16

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