Una buena traducción es una traducción que:
se entrega en el plazo acordado, está hecha por un traductor profesional nativo en el idioma de destino que tiene un excelente dominio del idioma de origen y un conocimiento exhaustivo de la materia a traducir;
no presenta errores lingüísticos: los errores gramaticales y ortográficos son inadmisibles;
es completa: no se deben omitir palabras ni partes de oraciones, a no ser que haya redundancias;
respeta el diseño del documento original (salvo en el caso de archivos PDF o textos de origen en papel) y contiene la terminología adecuada;
utiliza la terminología de su preferencia, siempre que dispongamos de ella;
se realiza en la variante lingüística deseada (por ej. inglés de EE. UU. o inglés británico, español peninsular o en sus variantes latinoamericanas y portugués de Portugal o de Brasil);
traslada el mensaje del texto de origen al idioma de destino sin pérdida de significado;
no tiene errores de interpretación;
es coherente a nivel de terminología, estilo y registro;
no se «percibe» como una traducción.